lunes, diciembre 14, 2009

La mirada

Esa que no es más. La mía.

Esa.

viernes, junio 26, 2009

Reflexión post cumpleaños


Los treinta me han tratado bien.

Venga el futuro.

jueves, junio 18, 2009

The great poem

The great poem is always possible.
Think of Keats and his odes.
But we shouldn't have to be dying,

What I'm writing now is not
the great poem. After a few lines
I could tell. It may not even be

a particularly good poem, although
it's too early to decide about that.
Keep going, I say. See what happens.

But trying hard is one of the problems.
since it shows in the lines as a strain
or struggle that reminds the reader

too much of the writer, whereas
most readers want to listen alone.
The great poem, I think, will arrive

when I no longer care. Perhaps
I'll have abandoned art altogether,
and I won't even want to write

the poem down. But then I'll remember
what I once would have given
for this moment, and I'll go back

to my desk. And I'll write the poem
as though I were another person,
someone I will never be again.


Lo escribió Lawrence Raab en The History of Forgetting (Penguin Books, 2009).

viernes, mayo 29, 2009

Good things come...

Good things come to obsessive-compulsives who fixate.

- Igby, en Igby goes down (2002).

martes, abril 28, 2009

Psicosis centenaria

O "Las veleidades de la moda".

O "Signo de los tiempos".

O "El paroxismo del mal gusto".

Usted decida.

domingo, abril 12, 2009

Lo que trajo abril


Sobrina 2.0

viernes, febrero 20, 2009

De buena suerte

Hoy por la mañana, mientras subía las escaleras hacia mi cuarto, escuché un golpeteo contra la ventana. Levanté la vista pensando que iba a encontrarme con un escarabajo, un pinacate o cualquiera de esos bichos que comienzan a surgir de quien sabe dónde tan pronto se acerca la primavera. Pensé que era raro que aparecieran hoy, precisamente, que el día había amanecido gris y amenazaba la lluvia.

Pero lo que encontré fue un colibrí. Atrapado en la casa, trataba desesperado de salir por la ventana cerrada. Lo contemplé unos momentos y decidí que, dejando de lado el hecho de que al vidrio le urge una buena lavada y que definitivamente hay que hacer algo con esos cables, era una visión hermosa. Así que lo perseguí con la cámara de mi celular (ya hemos establecido que es la única que tengo) unos minutos, mientras recordaba que mi mamá siempre me ha dicho que los colibríes son de buena suerte.

A mí, por lo menos, me hizo pensar que hoy iba a ser un buen día. Y así fue.










sábado, febrero 14, 2009

Viaje al castillo


Fui por primera vez al Castillo de Nueva Apolonia hace algunos años con unas amigas. Escribimos a varias manos acerca de este edificio perdido en el municipio de El Mante, Tamaulipas. Pero lo que más me impresionó de la visita fue la mujer que cuidaba el lugar, quien nos contó su historia: entre otras cosas, cómo un doctor que se instaló en el pueblo abusó de ella, embarazándola de su primer hijo, cómo no podía rehuir el contacto con él, que terminó siendo su marido. "Soy una papa enterrada" nos decía, el ser más insignificante, olvidado.


Hace una semana, por azares de la vida y del trabajo, regresé a Nueva Apolonia. Era sede de un evento organizado por el Gobierno del Estado. Partes del edificio estaban recién pintadas, se instalaron salitas y mesas de trabajo, charolas con bocadillos y en el exterior toda la parafernalia para una comida multitudinaria. Sin embargo, acertadamente no se hizo el intento de esconder el deterioro del lugar, que se yerge aún con gracia a pesar de sus paredes derruidas y los pisos levantados por las raíces de los árboles.


Esta vez tuve la oportunidad de entrar a la capilla, donde descansan los restos de algunos de los miembros de la familia Meade, los propietarios. Ha sido vandalizada, por otros que seguramente entraron por el mismo hueco en la reja por donde entramos nosotros clandestinamente. Armada solamente con la cámara de mi celular, no puedo hacer justicia al aire de nostalgia del lugar, a las tumbas abiertas, la sensación de abandono y decadencia.


Pero sobre todo, no puedo describir la soledad terrible que vi años atrás, mucho antes de que llegaran las camionetas, los caballos, los helicópteros y los meseros, y que cuando se hayan ido, regresará a enseñorearse de todo.



Más información sobre el Castillo y fotos.